La Promesa y la Ley Scout son los dos elementos más característicos del Movimiento Scout desde sus comienzos hace ya más de 100 años. Mediante ellas, el joven establece un compromiso personal con un código de conducta determinado y acepta, ante un grupo de compañeros, esa responsabilidad. Asume de forma personal y no impuesta desde el exterior que su comportamiento va a seguir una serie de valores determinados.
La Promesa Scout es como sigue,
Yo prometo hacer cuanto de mí dependa por:
- Cumplir mis deberes con mis creencias (Dios, fe, principios, valores) y mi comunidad (país, sociedad, los demás, patria, nación),
- Ayudar al prójimo en toda circunstancia y
- Cumplir fielmente la Ley Scout.
La identificación con estos valores éticos, sociales, espirituales y personales y el esfuerzo para vivir de acuerdo a ellos en la medida de sus posibilidades (”haré cuanto de mí dependa”) son un instrumento muy importante en el desarrollo de los jóvenes.
La Ley scout es el otro instrumento educativo. A través de ella se exponen de manera sencilla y comprensible para todas las edades los principios que tratamos de inculcar a todos los niños y jóvenes que forman parte de los grupos scouts:
- El scout cifra su honor en ser digno de confianza.
- El scout es leal.
- El scout es útil y servicial.
- El scout es amigo de todos y hermano de cualquier otro scout.
- El scout es cortés y educado.
- El scout ama y protege la naturaleza.
- El scout es responsable y no hace nada a medias.
- El scout es animoso ante peligros y dificultades.
- El scout es trabajador, austero y respeta el bien ajeno.
- El scout es limpio y sano; puro en sus pensamientos, palabras y acciones.